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El Obispo Espada: expresión del pensamiento ilustrado y formador de hombres

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El Obispo Espada: expresión del pensamiento ilustrado y formador de hombres

Octubre 24, 2019 - 10:41

El Obispo Espada, la más alta expresión del pensamiento ilustrado liberal en Cuba,  principal promotor en la colonia de las ideas modernas y  primer formador de las figuras que tributaron al surgimiento de la nacionalidad cubana

Juan Jose José Díaz de Espada y Fernández de Landa, Obispo Espada

Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa (1756-1832), sacerdote de origen vasco, estudió y fue Rector del Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca; se doctoró en Teología; ejerció como abogado de los Consejos Reales; Diputado de la Universidad; Vicesecretario y fiscal general del Obispado de Plasencia; Capellán de la Armada; Canónigo y profesor de la Colegiata de Villafranca del Bierzo; Promotor fiscal del Santo Oficio de Mallorca; y Obispo de La Habana en de 1800 a 1830.

Las ideas de la ilustración fueron introducidas en Cuba por Don Luis de las Casas. Esas ideas habían entrado a España por las provincias vascas. Allí se fundaron las primeras Sociedades Económicas de Amigos del País (SEAP). Espada, testigo de ese proceso, se incorporó a la Sociedad de Salamanca. Estas instituciones devinieron instrumento de la renovación del pensamiento y la educación en la sociedad española, lo que explica el interés del Obispo, al llegar a Cuba, por la Real Sociedad Económica de La Habana, a la cual ingresó y al poco tiempo asumió su dirección.

Desde esas ideas iluministas, Espada, inteligente, con experiencia eclesiástica y conocimientos ciclópeos, inició un plan de modernización social y de formación de los sujetos para ese fin.

– En la enseñanza, impartida en escuelas improvisadas, con personal carente de instrucción y ausencia de métodos adecuados, Espada creó un sistema de estímulos a los maestros y a los alumnos similar al que practicaban las SEAP en España e introdujo los métodos pedagógicos modernos de la época: el pestalozziano y el lancasteriano[1]; envió a uno de sus seguidores a estudiar en el instituto Pestaloziano de Madrid el método del suizo Enrique Pestalozzi, alumno de Juan Jacobo Rousseau. Como su aplicación requería un alto costo, la SEAP aprobó en 1817 la introducción del método lancasteriano y creó la primera escuela para maestros que funcionó hasta 1856.

– El Obispo renovó los estudios filosóficos; introdujo el estudio de ciencias como la Física, la Química y la Botánica; estableció las primeras cátedras de Derecho Civil y de Matemáticas; apoyó las obras de la Escuela Náutica de Regla, de la Escuela de Agricultura, las Cátedras de Anatomía y Cirugía, la desecación de los pantanos en el Campo de Marte, la creación del Jardín Botánico, del Liceo Artístico y Literario de La Habana; y apadrinó artistas extranjeros como Juan Bautista Vermay, fundador de la escuela de pintura de San Alejandro.

– En lo social formuló un conjunto de ideas que antecedieron al proyecto de abolición de la esclavitud elaborado por Félix Varela y publicó una carta pastoral contra el comercio de esclavos, que antecedió la obra de José Antonio saco: Análisis de una obra sobre el Brasil.

– Las instituciones benéficas estaban en situación deplorable: la de Beneficencia, acogía a los niños huérfanos; la de Expósitos. a niños abandonados; la de Recogidas, a mujeres sin recursos, desamparadas y rechazadas por la sociedad. Espada contribuyó a su mejoramiento, acometió su reparación, le imprimió el trabajo como elemento nuevo y unificó las tres instituciones.

– En la salud pública -principal causa de las grandes enfermedades que azotaban al país- Espada, junto a Tomás Romay, participó en la introducción de la vacuna contra la viruela. Al ingresar a la SEAP de La Habana explicó lo pernicioso de los enterramientos en las iglesias -costumbre prohibida en España- e inició las obras del cementerio, que en 1806 se inauguró con su nombre.

– En economía, enemigo de la esclavitud y del latifundio, y sustentado en la doctrina de los fisiócratas, El Obispo abogaba por una agricultura basada en la pequeña propiedad agraria; un proyecto económico que ofrecía una alternativa a la concentración de la tierra en pocas manos. Junto al Intendente Ramírez, fue el primer defensor de la pequeña propiedad en Cuba. Su proyecto, similar al esbozado por Arango y Parreño, se diferenciaba en que, si para Arango el objetivo era la plantación esclavista; para Espada eran los pequeños productores: una Cuba de pequeños colonos, que sigue siendo el fundamento para una verdadera reforma agraria.

– En la vida eclesial desarrolló una constante actividad dirigida a regular el funcionamiento de la Iglesia y a desarrollar la red parroquial de la diócesis.

En septiembre de 1820 la SEAP le solicitó a Espada crear una cátedra de Constitución, ponerla bajo sus auspicios, elegir el local, redactar el reglamento y elegir la persona para ejercerla. Fue esta la primera Cátedra de Derecho de América Latina, donde se enseñó Legalidad y Responsabilidad Civil, que constituyen las bases teóricas de la soberanía del pueblo, junto a las libertades y el concepto de patria. De la Cátedra emergió un nuevo patriotismo y un fuerte sentimiento de nacionalidad. Félix Varela, al inaugurarla, expresó: “Si he de llamar por algún nombre a esta cátedra, será por el de libertad, de los derechos del hombre, de las garantías nacionales, la que por primera vez ha conciliado entre nosotros las Leyes con la Filosofía. En fin, los estudios que contienen al fanático y al déspota y conservan la religión”.

Los integrantes de la pléyade intelectual, a los que llamaba sus colaborantes, conformaron el primer movimiento intelectual del país, gracias al cual surgió una visión del desarrollo, que debía seguir la Isla, diferente a la de los esclavistas. Una vez egresados los colaborantes cubrieron toda una época en la historia de Cuba, entre ellos Varela, Romay, Saco, Luz, Heredia y Del Monte.

Espada fue la más alta expresión del pensamiento ilustrado liberal en Cuba, el principal promotor en la colonia de las ideas modernas y el primer formador de las figuras que tributaron al surgimiento de la nacionalidad cubana. Por esas razones, Martí soñó con que volvieran lo tiempos de Espada, y por ello, aunque apenas se le menciona, le corresponde un lugar cimero en nuestra historia.