Cuba

Sea por corta memoria o larga miseria, nunca faltan individuos que pretenden devaluar a activistas prestigiosos aislando episodios de su biografía para mostrarlos a un público desconocedor, o malintencionado, con afanes de descrédito y escarnio. Los motivos de tales afanes varían, desde el recelo por el brillo ajeno, que es la envidia, hasta la ambición de atraer hacia sí la estimación pública de los héroes a los que agreden, que es la infamia.

En 2013 Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, implementó el programa Más Médicos. En 2018 el presidente Jair Bolsonaro puso tres condiciones para continuar dicho programa: que los galenos cubanos pudieran viajar acompañados de su familia, que Brasil pudiera pagarles directamente el salario íntegro, y que revalidaran sus títulos. La respuesta del Gobierno de Cuba fue la amenaza de retirada inmediata. 

El envío de profesionales a diversos países en nombre de la solidaridad internacional es una cara de la medalla que le ha granjeado al Gobierno cubano diversos reconocimientos. La otra cara es la condición en que  esos profesionales, entre los que destacan los trabajadores de la salud,  se enrolan en dichas misiones.
 

La protesta estudiantil contra el tarifazo impuesto por ETECSA, más allá de los resultados inmediatos, confirma que la historia es indetenible y que el andamiaje totalitario instalado después de 1959 está agotado.