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El tabaco, como el ganado, el café y el azúcar, en pleno retroceso

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El tabaco, como el ganado, el café y el azúcar, en pleno retroceso

Febrero 06, 2022 - 12:36
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El nombramiento de Marino Murillo al frente de Tabacuba parece estar dirigido a reordenar la decreciente producción de tabaco en Cuba.

El área de siembra de tabaco en la campaña 2021-2022 será un 10% menor a lo planificado, según informó el diario Granma. De 25.000 hectáreas se plantarán 22.500, que calculado a 1,1 toneladas por hectárea, representan menos de 25.000 toneladas de hojas, un retroceso respecto a los años precedentes.

Según las estadísticas de Tabacuba del año 2001, en los 20 años que van de la cosecha de 1980-1981 a la de 1999-2000 se descendió de 53.696 a 37.987 toneladas de hojas. 20 años después, entre 2018 y 2020 se recolectaron algo más de 30.000 toneladas anuales. Mientras la presente cosecha 2021-2022 quedará por debajo de esa cifra.

Un toque de historia

El tabaco, originario de América del Sur, se desplazó a través del comercio hasta el centro de México y luego al resto de América. En Cuba, 2.000 o 3.000 años antes de nuestra era, los aborígenes lo utilizaban como medicamento, narcótico y rituales religiosos. Dos de los acompañantes de Cristóbal Colón en el primer viaje a América (1492), regresaron a la Península Ibérica con el hábito de fumar.

La creciente demanda de tabaco estimuló en España la creación de empresas elaboradoras, comenzando por la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla en 1620. Mientras en Cuba el cultivo, favorecido por la humedad relativa, la temperatura media y un favorable régimen de lluvia, contó, gracias a los inmigrantes españoles que se asentaron a la orilla de los ríos, con la atención manual, permanente y delicada que esa planta requiere. El crecimiento de su cultivo fue tal, que en el primer cuarto del siglo XVIII el tabaco ocupaba el primer lugar como fuente de ingresos de la Isla.

El rey Felipe V, en abril de 1717, estableció el monopolio del tabaco en Cuba, se fundó la Real Factoría de La Habana (Estanco del Tabaco), y a los vegueros se les impuso la venta total de su producción a un precio fijo, que provocó varias sublevaciones armadas y protestas, hasta que en 1827 el monopolio fue abolido y los impuestos que gravaban al producto suspendidos. Medidas que estimularon la producción y la exportación, tanto en la época colonial como en la República de 1902 a 1958.

Después de 1959, el Gobierno revolucionario intentó producir la hoja del tabaco en tierras estatales con mano de obra asalariada, en las Unidades Básicas de Producción Cooperativa y en las tierras entregadas en usufructo. Al fracasar una y otra vez, optó por facilitar a propietarios y usufructuarios los insumos para producir y les compró la hoja como lo había hecho España hasta 1827. Obligó al campesino a venderle el 99% de la producción a un precio impuesto por el Estado, lo que explica el por qué algunos campesinos se las ingenian para vender una parte de la producción por la izquierda.

Para un control más eficiente, en 1966 se creó la Empresa Cubana del Tabaco, que abarcaba desde la fase agrícola hasta la comercialización en el exterior. De esa estructura vertical en 1976 se desgajó Cubatabaco, como empresa exportadora incorporada al Ministerio de Comercio Exterior. Y posteriormente, en julio del 2000, se conformó el grupo empresarial Tabacuba, encargado actualmente de la producción y comercialización del tabaco a través de empresas de acopio y de canalizar los insumos y servicios a los productores, a precios desfavorables.

El declive del tabaco

La ausencia de incentivos a los productores constituye uno de las causas del declive sostenido de un sector de la economía cubana que aporta la cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB). Según la compañía hispano-cubana Habanos, en el año 2000 las exportaciones alcanzaron los 507 millones de dólares.

En una conversación sostenida en San Juan y Martínez con los propietarios de la finca La Isleña, me explicaron que antes de 1959, venía un representante de Cuba, pero también venían representantes extranjeros a negociar la compra de tabaco con los productores. Y en los años 50 existía la Caja Estabilizadora del Tabaco, que establecía un precio mínimo de compra, de manera que el productor no sufriera grandes consecuencias ante las malas cosechas. Sin embargo, los productores no estaban obligados a venderle a ninguno de los compradores. Hubo momentos que el tabaco se almacenó porque querían comprarlo a un precio muy bajo. Algunas veces había abusos por desconocimiento de la ley, pero la ley existía. Y eso favorecía al productor que tuviera un tabaco con mala calidad por inclemencias del tiempo.

En San Juan y Martínez estaba la Cuban Land, una compañía americana que poseía grandes extensiones de tierras. Producía y tenía una estructura paralela para producir con partidarios, es decir, campesinos que esa compañía le daba todos los recursos y a cambio recibía la cuarta parte de las utilidades obtenidas. Algo parecido a lo que ocurre ahora, con la diferencia de que la Cuban Land incentivaba a los partidarios: les construyó casas de mampostería, de las cuales todavía quedan algunas; les pagaban el médico y el seguro. Incluso se dio el caso de campesinos, que no entregaron la parte del tabaco que le correspondía a la Cuban Land, lo vendieron a empresas cubanas y le pagaron la cuarta parte correspondiente directamente en dinero.

A las irregularidades, las trabas, los fallos en el aseguramiento de productos como el nitrato de amonio, guantes o ropa adecuada, el alto precio de los insumos, y los constantes atrasos en el sistema de pago en pesos o en moneda libremente convertible (MLC), se une hoy el hecho de que algunos compradores, en nombre del Estado y de la Ley, aprovechan su función para violar lo establecido, todo lo cual perjudica doblemente al productor y, en consecuencia, desestimula la producción. He ahí algunas de las causas del retroceso.

El nombramiento el pasado 10 de noviembre, de Marino Murillo Jorge, hasta entonces jefe de la Tarea Ordenamiento, al frente de Tabacuba, parece estar dirigido a reordenar la decreciente producción del tabaco, lo que augura un resultado similar al declive obtenido en el ganado, el azúcar y el café.

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